Tuesday 27 October 2009

Eduardo Baretic: Los Croatas de Gualeguaychu


Médico, jubilado autor de una interesante monografía sobre los inmigrantes croatas –de quienes sabíamos poco- premiada recientemente por el grupo ITEN, nos habló de ellos en Zona Neutral.



Por Gustavo Rivas, Marcelo Lorenzo y Rubén Skubij









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De origen croata pero con un cumpleaños muy nacional: el 25 de Mayo. ¿cuántos 25 hasta ahora?
Llevo 73.
¿La escuela primaria cursada en Gchú?
La completé en la Rawson; la empecé en Basavilbaso. Mis dos hermanas nacieron acá pero yo en Baso, el 25 de mayo de 1936, atendido por un médico muy querido, el Dr. Bernardo Uchitel.
Una calle lleva el nombre de ese médico y un monumento en Basavilbaso.
Sí, muy conocido. Era un lugar con mayoría hebrea. Allí hice mis primeros años, en la Escuela Nº 33 “Justo José de Urquiza” que casualmente mi padre construyó. Basavilbaso en aquella época tenía calles de tierra, una gran población de ferroviarios. Pasé una infancia muy bonita , las plazas, sus calles, la bicicleta y la honda que se usaba en esa época, campo y árboles. A mi hermana mayor Catita, la mandaron al Colegio Católico del Huerto en Paraná, porque en Baso no había secundaria. Ella nació en 1928, Rosita en el 32 y yo, en el 36. Para que pudiésemos estudiar mis padres debían optar entre Paraná y Gchú. Él viajaba a Paraná por razón de sus obras; finalmente eligieron Gchú y vinieron en 1946. La Rawson me quedaba a varias cuadras, pese a que vivía a dos de la Matheu. Viví dos años en el Hotel Alemán, de don Walter Eilhardt Feldkamp.
¿En qué grado arrancaste?
En tercero, 1946. Mi primera maestra fue la señorita Victoria Risso.
¿Y era Directora Guillermina Siboldi?.
Sí. Después fui al Colegio Nacional y cursé Medicina en la Universidad de la Plata.
¿Cómo nace todo esto? Tenemos entendido que es una inquietud de hace largo tiempo.
No nace así porque sí. En todas las cosas hay alguien más inteligente que otro. Si me hubieran llamado para hacer una cesárea, estaría en mis anchas, pero ponerme de escritor, o frente a un micrófono, jamás lo hice. Escribir un libro o una monografía es bastante difícil. Pero por suerte, hay grupos de gente con buenas ideas. Justamente leyendo El Día, encuentro que hay una reunión en el Inst. Sedes Sapientiae sobre monografías de la inmigración y ahí asistí. Estaba lleno de personas, mucha juventud y yo me decía: ¿qué estoy haciendo acá adentro? También había escuchado sobre el bicentenario y que pedían a las colectividades aportes sobre la inmigración. Aunque yo no hablo tanto de inmigración, sino de los inmigrantes. Y es así que un poco ayudado porque estoy jubilado, más la tranquilidad junto con mi señora, Estela Garbino…
Primera Reina del Carnaval de Gualeguaychú…
Sí, en 1952- 53. Tal es así que en otro trabajo hablo de Estela como la primera Reina de Carnaval de Gchú, que compitió con Niní Rivollier de Rodríguez.
Primera princesa…
Pasaron vestidas de reina cuando se festejaba el carnaval en la 25. Estela representaba a la Difusora Greco y competía con Oty Rivas, hoy señora de Martinolich, que representaba al Club Central Entrerriano del que yo era socio. Luego fui Presidente.
La idea prendió a raíz de este tema del bicentenario, y el concurso del grupo ITEN.
Si. También es cierto y contando con posibilidad económica, empezamos a viajar para conocer nuestra hermosa Entre Ríos. Y me fue gustando porque aparte de filmar, fotografiar y leer -tengo buena bibliografía de Croacia- y organizar todo este material, está la otra parte: viajar y conocer. Tenemos 300 arroyos, puentes y caminos; en la primera página de mapas resalto lo de los arroyos.
Viajando a Paraná admiraba los campos, los paisajes magníficos que tenemos. Fuimos por una ruta y volvimos por la otra…
Sí y me imagino en aquel tiempo. Tuve problemas para entrar a Hernandarias, venía de La Paz por una calle asfaltada pero en Hernandarias tuve que hacer 12 km esquivando pozos. Porque ahí en 1926 mi abuelo Mateo hizo un puente de hierro sobre el arroyo Hernandarias que fui a visitar.
Es decir que ustedes recorrían la provincia para conocer y además, buscando antecedentes y obras de croatas en Entre Ríos.
Pero por supuesto; de mis ascendientes croatas y de otros.
La inmigración coincide con la modernidad de la provincia. Y ahí están los croatas.
Al margen de todo esto que escuché y ví, sentí la necesidad de hacer algo. No sabía bien qué y me dije: “bueno, aquí ha pasado mucho tiempo” y tenía la intuición de que si no lo hacía, nadie lo iba a hacer, aunque pueda parecer personalista…
Las cosas estaban dadas, su tiempo libre para que esto se diera.
Como una necesidad.
Las circunstancias eran propicias.
Es costumbre en nuestras familias que los inmigrantes o migrantes trabajaran todo el día, sin descanso ni vacaciones. Y con visión de futuro aspiraban a que sus hijos siguieran una carrera profesional; un anhelo de mucha gente. Tal vez porque las matemáticas nunca me gustaron –genéticamente prefería lo contrario- opté por otra carrera más humanista. Y con el tiempo me fui dando cuenta de que toda esta gente, vino a dedicarse a otra cosa: a la construcción, la arena, la cal y el portland. Todos los que ingresaron a Gchú. fueron albañiles, salvo Pepe Kristafor, que se hizo técnico en metalúrgica en Lyon, Francia.
¿Abuelo de Silvia?
El padre. Fue el único que trabajaba en metalúrgica; los demás eran albañiles.
Su abuelo y su papá, ¿ambos eran constructores?
Mi abuelo materno entra en 1910, es el primero en llegar. Mateo Knez, viene como empresario de la construcción.
No fue un inmigrante común que pasara por el hotel del Inmigrante.
No, porque viendo yo hace 10 años su antigua propiedad en Grizane, Croacia, me di cuenta que no era la de un albañil.
Lo hace más singular, porque la mayoría de los inmigrantes venían precisamente para buscar trabajo o fortuna. No es un caso común.
Fallece en 1948 cuando yo era chico. No tuve la oportunidad de poder hablar con él sobre estas cosas. Los jóvenes deberían hablar más con los de la tercera edad.
Su estaba familia ligada a la construcción?
Mi abuelo materno empezó como empresario de la construcción en 1910; él se vino solito. Entre 1924 y 1926 hizo un puente de 120 m. de largo, en "Paso del Abra”, Arroyo Nogoyá. Es un puente reticulado de hierro, como el Méndez Casariego y armado de la misma manera: con bulones que calentaban a fragua para colocarlos, y hormigón armado en el piso. Existe todavía; ahí trabajó como capataz de obra Francisco Crnich padre de Alfredo y Ángel. Lo mandó buscar mi abuelo que les mandaba cartas a todos sus amigos y parientes diciéndoles que en Argentina había trabajo. Mi abuelo vino soltero; 10 años después en 1920, viene mi madre con 15 años y mi abuela. Era una persona bastante dura, pero tierno por dentro.
La circunstancia de venirse a otro mundo…
Y más en aquella época.
Un puente con casi la misma edad del que tenemos en el río Gualeguaychú y de 120 metros de largo.
Mateo, mi abuelo materno hizo otro en Hernandarias, en 1926, que lo llevó la creciente del Paraná en 1959. Luego hay un trabajo suyo en la Unidad Penal 2. Ahí hizo la cocina; hay un patio, un balcón y una ventana del lado suroeste. Y sobre todo, hizo la primera parte de la iglesia de Urdinarrain, la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, allá por 1930.
¿Su papá como se llamaba?
Slavko Baretic. Antes de venir de Croacia se recibió de Ingeniero Civil en Belgrado, capital de la ex Yugoslavia, pero al entrar al puerto de Bs. Aires posiblemente haya dicho “Slavko Baretich” y el señor que estaba a cargo le puso “Estanislao”, un nombre bien criollo y Baretich –con “ch” final- como suena fonéticamente porque la "c" en Croacia tiene tres tipos de acentos y de acuerdo a eso se pronuncia fonéticamente. La "h" es muda pero como sonaba así, le puso una "ch" y quedó. Después, al hacerme ciudadano croata, aparece mi verdadero apellido sin "h". Él vino con una profesión y en el puerto de Bs. As. ingresó como mecánico, así lo registraron.
Le bajaron de categoría.
Mi abuelo, para hacer la iglesia de Urdinarrain y muchas obras, puentes y caminos, tenía un arquitecto de base; él tenía la empresa con sus maquinarias, camiones y personal. Después, cuando viene el técnico -que hacía los planos- toma el primer contacto con él, como que era Ingeniero Civil, y hace el puente de hormigón en El Palmar de Colón, sobre el Aº La Capilla. Ese es el primer puente, que ahora está al costado en la ruta 14, tiene unos 70 metros de largo. Un lindo arroyo, el de La Capilla.
¿Hicieron alguna sociedad, alguna empresa?
Hasta el año 1933 en que se separan. Mi abuelo y mi padre vivían en Caseros y Bolívar. Yo soy del puerto, en cierto modo del obelisco, pero al separarse en el año 33, él hace la escuela en Baso y después, nuestra casa en San Martín y Sarmiento. Muy parecida a la de Urquiza y Pellegrini y unas 5 o 6 casas más. En Basavilbaso Presidente del Centro Comercial y del Club Atlético de Fútbol, con la camiseta famosa, con los colores del escudo: verde y roja a rayas. También hizo la Biblioteca Popular de Lucienville y la casa de Friedel Jasovich. Después, cuando viene a Gchú, la tarea es más amplia, porque abarca de Gchú a Paraná, Ramírez, Lucas González, Nogoyá y Crespo. En fin, todas ciudades a las que yo de chico iba con él a visitar obras. Las que podemos recordar de acá, son: en el Hospital Centenario, lo que hoy es el servicio de Pediatría en Urquiza y Gutemberg. Eso lo hizo en el 1946; la obra se la abonó la Sociedad de Beneficencia. Hasta el 1948 lo administraban ellas.
Después, todo eso se expropió.
Con el primer gobierno de Perón, en que pasó todo al Estado. Y si pasan por Urquiza, van a ver que en el medio hay un edificio de 3 pisos que no está revocado, que ahora es farmacia, el sótano, el laboratorio, kinesiología, bioquímica. Ese edificio lo empezó mi padre en 1950 y lo dejó sin revocar por falta de pago. Otra obra es la Aceitera de Gchú. de Mario Goldaracena, en 1950. En cuanto a escuela 90 “José S. Álvarez”, era del 2° plan quinquenal de Perón.
Ex escuela nacional Nº 5, calle Schachtel al fondo.
Sí, y también la parte sur de la escuela Matheu en que hay dos laterales, el patio y el mástil, lo hizo en 1941. La propiedad de Rogelio Bargas -donde habrás comido muchos sandwichs- el Café España. Para el sur sobre boulevard, está la Escuela Rca. Oriental del Uruguay, fue hecha en 1940- 41. Después en el 51, hace lo que llamaban “el edificio Baretich”; e hizo la casa paterna y materna en calle Urquiza y Pellegrini con tres locales y viviendas sobre calle Urquiza. Tuvo un complejo donde antes había una casa antigua de la flia. Artusi de C. del Uruguay -creo que era dentista- y luego, vivió ahí una persona que aprecié mucho y daba gusto escuchar: el Dr. Luís Méndez, cardiólogo.
Los croatas no se organizaron como colectividad como otras. ¿Cuál fue el motivo, pese a que se conocían todos?
Voy a decir algo personal y conociendo a los demás. Mi padre tuvo una empresa con 60 empleados. En la casa donde vivo, trabajaron cerca de 30. Y a su vez, tenía dos hermanos que habían llegado de Croacia: el Dr. Martín, que vivió 40 años con nosotros y Bartol.
Era el capataz en las obras en Almada y Parera. El hospital de Parera lo hizo mi padre. La escuela de Almada, que está impecable, la Comisaría de Pastor Britos, la Biblioteca Popular de Urdinarrain, también la hizo mi padre y el almacén de Vicente Added. Es decir, en toda la zona hubo construcciones suyas; y él no tuvo empleados administrativos, ni secretaria.
Él hacía los proyectos, les pagaba, depositaba para la jubilación etc. Prácticamente no regresaron, pudiendo hacerlo, o sea, volver a Croacia. No: ellos se dedicaron a trabajar y trabajar. Tal es así, que tengo un familiar, Miguel Baretich, que vino con mis tíos Martín y Bartol, que también se dedicó a la construcción. Y sobre el arroyo El Sauce hay 3 puentes: uno sobre la costa, uno sobre la ruta ahora y uno el medio, que creo que es la ruta 27 hay un puente de hormigón hecho por Miguel Baretich.
Entre ellos parecían un tanto aislados…
Eran aislados. Eran muy de familia, pero no se conectaban.
No se conectaban socialmente pero cuando necesitaba a alguien para sumarse a una obra, buscaba a sus paisanos. Era un grupo más pequeño que el de los italianos o españoles.
Tan es así, que mi padre solía reunirse con Mateo Maretich, que hacía buenas canoas. Se juntaban con Don Vicente Basile en la calle Alem, zona del Puerto. Creo que Bárbaro Longo también asistía, y con Adam Kutchta que era polaco, solían ir semanalmente a casa, como Francisco Crnich -que también se dedicó a la construcción- capataz de mi padre. En 1946, después de la obra del Hospital, se asoció con Delfino y con el Arquitecto Paul Tack. Esa casa bonita que está en calle 25 y Moreno, la hicieron ellos.
La que fue de "Galassi”.
Exacto. Pero esa casa al principio, fue de los Tack.
Estilo racionalista. No vinieron como un grupo, vinieron en forma aislada.
Y en distintos años.
No les ofrecieron tierras, sino que se fueron instalando se avisaban por carta y de a poco como una inmigración hormiga. ¿En E. Ríos están desparramados, hay croatas en otras ciudades?
Hay pocos. Tal vez en Paraná haya más. El Obispo-Estanislao Karlic -su madre y padre- son de la zona del Grizane, Croacia en el año 45 estuvo con su hermana, Karlic de Herrero de visita en Basavilbaso de vacaciones; venía de Oliva, donde nació, Pcia. de Córdoba. Estuvo un mes veraneando en Baso con nosotros; había fallecido su madre y ya estaba haciendo las primeras armas del sacerdocio para después dirigirse a Roma en 1947 y a mí me consideraba un hermano, porque nuestras madres eran muy amigas. Tenían un lejano parentesco. Y con "Tano" -así le llamo- nos consideramos como hermanos. Hay una foto con los padres; él ahora está jubilado, vive en Paraná, da clases, charlas, es Cardenal.
¿Cómo es el idioma?
El problema pasa por ahí; tuve dos hermanas mayores. Mientras yo cazaba y jugaba a la pelota, ellas eran más grandes y tenían novio. Entonces los novios caían a casa de a uno; con Rosita o con Catita. Tal vez con mi hermana mayor haya podido hablar y cuando era chico, yo entendía todo en croata. Pero después me fui alejando. Se fueron argentinizando, mi padre tomaba mate como cualquiera, mi abuelo también.
Es un grupo de inmigración que se adaptó a la idiosincrasia del país. Aparte que aportó a la cultura de E. Ríos.
¿Qué balance haría de este grupo migratorio?
Grandes trabajadores y ofrecieron eficacia, porque a las construcciones las realizaron ellos y los demás: Baretich, Gasparovic, Slavich. A las casas las hicieron de a poco en aquel tiempo, tardaban años.
Tenían la virtud de la paciencia.
Y la del trabajo, algo que sabían hacer. Lo hicieron muy bien; eran frentistas, albañiles de muy buena calidad. Entre las obras en un club importante como el Recreo, está el salón principal con la gran estufa que hizo mi tío Martín, trabajada en granito con una forma espectacular; sus pulmones eran de primera. Y las dos columnas que están en el medio, no arrimadas a la pared, ni de adorno. La iluminación del club, el salón y el piso de parquet, todo eso lo hizo mi padre. Esta gente hizo muchos puentes porque en aquella época en Europa se hacían puentes. Entonces la gran mayoría trabajaba en esas cosas.
Los croatas que han venido grandes constructores y trabajadores que se argentinizaron fácilmente. ¿Sus hijos estudiaron medicina?
De mis hijos, Fernando estudió Abogacía y Martín, Ingeniería industrial.
Además de los puentes que construyeron físicamente, también hicieron un gran puente entre dos culturas.

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